Si una marca consigue fidelizar a gran parte de su público gracias a una buena estrategia comercial y de marketing, ha logrado gran parte de su objetivo. Aunque, a día de hoy, el mercado está constantemente cambiando y nuestra actitud hacia las marcas ya no es la misma que hace años, por lo que los profesionales del marketing deben estar en constante cambio para crear nuevas y renovadas estrategias con un público cada vez más exigente.
Un mercado híbrido
Actualmente, ¿seguimos siendo fieles seguidores de una marca?
Lo cierto, es que nuestro comportamiento es cambiante. Antes existía un número más bajo de empresas competidoras, lo que nos obligaba a elegir entre unas pocas.
Ahora, no solo hay muchísimas más opciones, sino que nos dan otro tipo de comodidades. Algunas tiendas ofrecen sus productos solo online y nos permite tener lo que queremos sin salir de casa; otras, las dos opciones y otras pocas, pero de estas últimas cada vez existen menos, solo cuentan con venta física.
Es por esto, que nuestras preferencias cambian y no solo nos ceñimos a lo que nos ofrece una determinada empresa. Comparamos precios, miramos la calidad y, cada vez más, buscamos unos valores que se ciñan a los nuestros. Para ello, las empresas ponen el foco en el público de manera cada vez más humana, lo que consigue una unión más cercana con el consumidor.
¿Hasta qué punto llega nuestra fidelidad?
Solemos elegir las mismas marcas cuando se trata de productos más ocasionales, por ejemplo Apple tiene una de las clientelas más fieles del mercado. Quién compra su producto, sigue haciéndolo siempre o casi siempre, desde móviles, hasta ordenadores, tablets o relojes inteligentes y cuando desean reemplazarlo vuelven a recurrir a ellos. Son productos que no se suelen comprar diariamente y en los que se busca calidad y duración. El público prefiere hacer una inversión grande cada x años que muchas inversiones pequeñas en un periodo reducido de tiempo.
Pero cuando se trata de un producto diario de primera necesidad, ¿seguimos siendo tan leales?
El caso Mercadona
La inflación ha resultado ser el tema estrella del pasado año 2022 y de este primer trimestre de 2023. Por supuesto, en la boca de todos ha estado el nombre de una empresa: Mercadona.
Seguro que has escuchado a tu vecino, tu tía o tu amigo hablar de que ayer compraron mandarinas a 2,98€/Kg y hoy a 3,98€/kg. Las subidas de un día a otro pueden ser desde 0,50€ hasta 2 € en productos de primera necesidad, algo que se hace insostenible para muchas familias que buscan alternativas a tales subidas.
Pero las cifras hablan y la compañía valenciana registró en 2022 un crecimiento del 5,5% más que el año anterior en los beneficios netos. El presidente de la compañía, Juan Roig, habla de esta subida de precios como algo imprescindible para no sufrir un desastre en la cadena de valor.
¿Qué estará haciendo Mercadona tan bien para que sigamos recurriendo a ella?
Si bien es cierto, la compañía es de las pocas que no cuenta con un club de fidelización de clientes en los que se ofrecen ofertas y promociones en sus productos a quien esté suscrito a él, ya que su propuesta de valor en sí es ofrecer el precio más bajo. Su cartera de productos es en su gran mayoría marca blanca, y eso en sí es su creación de valor.
Hay quien busca alternativas y ofertas en otras superficies para poder llenar el carro de la compra en una época un tanto difícil. Pero muchas personas ya son fieles a Hacendado, Deliplus o Bosque Verde, y aún con la subida de precios la siguen prefiriendo.
Mercadona no lo está haciendo tan mal, desde el punto de vista de su estrategia de marketing. Si nos ponen su marca blanca a precio casi de primeras marcas y la seguimos prefiriendo es que han conseguido fidelizarlos y no precisamente con una tarjeta de fidelización. ¿Dónde está el truco? Pues no lo sabemos, pero entre muchos otros seguramente sea que han conseguido poner su propia marca al nivel de las primeras marcas y que sus productos llenen nuestras neveras desde hace años. Veremos hasta donde es sostenible seguir siendo fiel a una marca que sigue subiendo sus precios en productos imprescindibles para la población.